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El frío nos hace estar más tristes y rendir menos./ Imagen: Pexels.

MENTE

Así afecta el frío a tu cerebro: por qué no consigues concentrarte cuando llueve

Cuando llega el mal tiempo tenemos menos creatividad y somos menos sociables, pero también tienen lugar más depresiones.

Por María Corisco

26 de octubre de 2023 / 14:25

Con el frío, además de que baja la vitamina D, solemos sentir que nuestro estado de ánimo empieza a arrugarse. Si bien esa primera bajada del termómetro supone un alivio con respecto a un verano abrasador, la adaptación al frío también requiere un reajuste de muchos de nuestros sistemas. Y la mente no es una excepción. Más allá de un bajón en el estado de ánimo, también nuestra creatividad y rapidez mental se pueden aletargar. Son dos ejemplos de cómo afecta al frío a nuestro cerebro.

“Cuando las temperaturas caen, lo que sucede en nuestro cuerpo va más allá de los mecanismos fisiológicos -explica la psicóloga Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos-. El frío también tiene un efecto en nuestra manera de sentir, de pensar y de comportarnos, aunque en muchas ocasiones ni nos demos cuenta de esto”. Esto es lo que pasa en nuestra mente cuando llegan las malas temperaturas.

Menos creatividad

El frío, asegura, la experta, no se lleva bien con la creatividad: “Todo aquello que tiene que ver con el pensamiento lateral, las maneras no convencionales de razonar y de buscar asociaciones entre conceptos, se ve mermado en contextos en los que hay bajas temperaturas». Por supuesto, esto no significa que sea imposible encontrar creatividad bajo el hielo.

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Menos sociables y más desconfiados

Hay investigaciones que sugieren que, con el frío, aparece una ligera tendencia psicológica a mostrarnos más cerrados, más desconfiados. El motivo por el que esto ocurre es desconocido, pero puede tener que ver con una estrategia de ahorro de energía y de preservación de la temperatura corporal. Además, una de las particularidades de este efecto es que se contagia al interactuar con los demás: los seres humanos tendemos a imitar inconscientemente las actitudes y elementos de lenguaje corporal que vemos en otros”, señala Palomares.

En mayor riesgo de trastorno mental

“La temperatura podría estar entre las casus ambientales que contribuyen de manera significativa a la manifestación de síntomas ligados a trastornos psicológicos y psiquiátricos, como la depresión mayor, alteración mental que durante los meses de invierno afecta a más personas que en ninguna otra época del año”. No obstante, hay que tener en cuenta que este efecto está muy marcado por el descenso en las horas de luz natural.

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Aquí entra en juego el conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), un trastorno del estado de ánimo que está relacionado con los cambios estacionales en la luz solar. Se caracteriza por episodios recurrentes de depresión que ocurren en ciertas estaciones del año, generalmente durante el otoño e invierno. Este trastorno, más común en regiones que experimentan inviernos largos y oscuros, parece estar relacionado con la reducción de la exposición a la luz solar durante los meses de invierno, lo que puede afectar a los ritmos circadianos y a los niveles de ciertas sustancias químicas cerebrales, como la serotonina y la melatonina.

Rendimos menos

Más allá del estado de ánimo, el frío también puede afectar nuestra capacidad cognitiva de distintas maneras:

  • Reducción de la velocidad de procesamiento cognitivo. El frío extremo puede ralentizar la velocidad a la que el cerebro procesa la información. Esto puede hacer que nos sintamos más lentos y menos alerta, lo que puede afectar negativamente a nuestro rendimiento en tareas que requieren respuestas rápidas y pensamiento ágil.
  • Dificultad para concentrarse. En entornos fríos es fácil tener dificultades para mantener la concentración en tareas cognitivamente exigentes debido a la incomodidad por las bajas temperaturas.
  • Mayor fatiga mental. La exposición prolongada al frío puede agotar la energía del cuerpo, lo que, a su vez, puede llevar a la fatiga mental. Esto puede hacer que sea más difícil pensar con claridad y mantener la atención en tareas complejas.
  • Disminución de la memoria de trabajo. La memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular temporalmente la información en la mente. El frío puede afectar esta capacidad, haciendo que sea más difícil recordar información o realizar cálculos mentales.
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