Esta editora escandinava de Vogue lució un vestido corsé a medida y bailarinas de Miu Miu para su boda en Estocolmo
Allyson Shiffman se casó con un vestido a medida de Dilara Fındıkoğlu, la talentosa diseñadora de origen turco afincada en Londres cuyas creaciones feroces y feministas han conquistado a Zendaya, Margot Robbie o Cardi B
Allyson Shiffman y su flamante nuevo marido, Adam Tideman, se conocieron, dice ella, "a la antigua usanza… ¡En Tinder!" Después de una primera copa, las siguientes citas consistían en ir a casa de Adam los lunes por la noche a ver Juego de Tronos, "porque yo no tenía tele y él me parecía muy mono. Al final de la última temporada de la serie, ya éramos novios".
Cuatro años después, en agosto, Allyson, editora de Vogue Escandinavia, y Adam, abogado fiscalista, intercambiaron votos en el palacio Van der Nootska, a la vuelta de la esquina de su apartamento en Estocolmo. "Aunque es un palacio, desde fuera no es tan extraordinario –apunta la novia–, pero en cuanto entramos supimos que tenía que ser allí: tan antiguo, con tanto encanto".
Fue el novio quien se dio cuenta del potencial del edificio como lugar para la celebración, aunque hasta entonces no había considerado que casarse fuera un paso esencial en la pareja: "Con el paso de los años, más o menos llegamos mutuamente a la conclusión de que lo nuestro era para siempre. Adam no era muy partidario del matrimonio porque sus padres, que están juntos y son muy felices, no están casados", explica Allyson, a quien, por su parte, le gustaba la idea de hacer oficial su unión delante de sus seres queridos. "Sí que coincidíamos en que sería muy especial que mi familia canadiense viniera a Suecia a conocer a la suya. Así que un día dijo, vale, hagámoslo".
No es de extrañar que, dada su profesión, Allyson se pusiera inmediatamente en busca de su look nupcial, aunque desde el principio barajó una única diseñadora para la ceremonia principal. "Siempre había soñado con vestir de Dilara Fındıkoğlu en mi boda", dice de la diseñadora de origen turco afincada en Londres, cuyas creaciones feroces y feministas se han colado en los armarios de Zendaya, Margot Robbie y Cardi B. "Es un genio de la construcción, de la atención al detalle y de la forma en que celebra el cuerpo femenino".
“Nuestra amiga común Idil Tabanca, que fue mi jefa hace mil años en su fantástica revista Bullett, me ayudó a ponerme en contacto con ella. Por suerte, Dilara aceptó hacerme un vestido de novia a medida, a pesar de lo ocupada que está ahora mismo vistiendo a lo más cool y popular del panorama actual”.
Tras una única reunión por Zoom para hablar de lo que quería la novia, Dilara envió a Allyson un boceto de un vestido con corsé a medida con detalles de lazos negros. "Era simple y llanamente... perfecto", dice ahora. “Ajustamos la toile unos meses después en su estudio de Londres mientras yo bebía vino en un vaso de papel. Le estoy agradecidísima a Dilara y a su estudio por hacer realidad mis sueños más locos”. Aparte de unas bailarinas blancas de Miu Miu "para poder bailar toda la noche", la novia no añadió mucho más a su vestido de fantasía. “El vestido era tan impresionante que enseguida supe que el resto del look tenía que ser discreto”, cuenta. "La única joya que quería llevar era la pulsera de tenis de mi madre. Tenía la esperanza de que después se le olvidara pedírmela... pero no pasó".
La novia recurrió a su amiga Sandra Wannerstedt para que la maquillara ("Lo único que le dije fue 'radiante'"), mientras que Thomas McEntee, el diseñador de cejas de las estrellas de Estocolmo, visitó a Allyson un par de días antes de la boda y volvió para un último retoque en su gran día ("También me ajustó el corsé hasta casi estallarlo"). Tony Lundström se encargó de peinar a la novia ("Nadie logra el rollazo de Tony"), quien le pidió que le hiciera su moño tirante de siempre "pero más elegante": "Se le ocurrió hacerme un lazo de pelo enorme un poco ladeado y Adam se lo pasó muy bien deshaciéndomelo cuando llegamos a casa a las 4 de la mañana".
Allyson recurrió a otro talento femenino, Mega Mikaela, para el vestido "sexy y divertido" que llevó en la fiesta posboda. "Es una joven diseñadora sueca que confecciona a mano unas piezas alucinantes con arandelas a modo de cota de malla", explica Allyson. "La descubrí a través de Alpha, una plataforma que impulsa talentos de los países nórdicos; está viviendo un auge muy merecido". Aunque parezca mentira, el vestido pesaba el doble que mi traje de novia. Estoy deseando volver a ponérmelo".
Las celebraciones en sí fueron tan únicas como el look de Allyson, y estuvieron llenas de toques personales. La víspera de la boda, los novios llevaron a los invitados al restaurante Pelikan de Estocolmo, donde degustaron una clásica comida sueca a base de arenques y albóndigas, regada con chupitos de schnapps. Los amigos de la novia, Josef Lazo y su hermano Mikael, montaron la tradicional jupá judía “en el último momento” –apunta Allyson–, la mañana de la boda. Otra amiga íntima, la actriz y cantante iraní-sueca Shima Niavarani, ofició la ceremonia. "Fue divertida y tierna y cariñosa y muy personal, pero eso nos sorprendió a nadie".
La novia recuerda que sintió "escalofríos por todo el cuerpo" cuando el coro de cámara John Erik Eleby interpretó “Nothing Compares 2 U” y el tema "Harvest Moon", de Neil Young. "Me han dicho que no hubo ni un ojo seco en la boda, pero yo intenté no mirar a nadie para mantener la compostura". Una vez que Allyson y Adam fueron declarados oficialmente marido y mujer, el coro interpretó "You Got It" de Roy Orbison –con la colaboración de Shima– y los asistentes se pusieron en pie: "Todo el mundo se levantó y empezó a bailar... Yo estaba que explotaba de felicidad", expresa la novia.
El baile empezó pronto y siguió después de la recepción, en la que varios amigos de la pareja ejercieron de DJ y el contingente canadiense instruyó a los invitados suecos en la tradicional horah. "Después, nos fuimos a a seguir la fiesta en una especie de sótano tipo cueva que hay a la vuelta de la esquina", explica Allyson. "La pista de baile seguía hasta los topes cuando se encendieron las luces a las 3 de la madrugada".
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk